Mariposas en mi estómago.

Peripecias de papel.

Preciso que están en blanco, 

como la tristeza de saber.

Pide pan mi niña.

Vacío en la mesa.

 Mi impotencia se desgrana,

 tras la lluvia entre mis piezas.

Tanto esfuerzo.

¿Para qué?

Madrugar y regresar cada noche.

El pago es un pedazo de papel,

que no logra componer mis goces.

Su pequeño estómago, vacío.

Su recuerdo, en mi caminar.

Dos flores duermen cerca del río, 

no tienen agua para soñar.

Pesa la bofetada del hambre,

 más para el que quiere y no puede dar.

Anhelo no pierdan la batalla, 

Tras el hueco espacio de la situación.

No hay pobreza mayor que mi herida abierta.

al ver como mueren tantos por inanición. 

¿¡Qué si estoy molesta!? 

¡Quisiera ser un soldado en pelotón!

Nunca anhelé guerras.

El término apenas puedo digerir.

Pero necesito obviar penas.

Para poder combatir.

Se lucha por vivir.

Necesitamos seguir.

Me envilece la miseria.

Tener que hacer cuentas y no dar más.

Su mirada expuesta en mi plato.

Y la maldita resignación en su lugar.

Mariposas en mi estómago.

No hay un mejor lugar,

Para atraer cólera muerta,

las ramas retorcidas de mi penar.

No, no puedo más.

de sangre lleno mi calle.

O de aire mi hogar.

Y su mirada mata.

Su voz se desangra en la petición.

Prefiero secarme entera.

Que ver un rasguño en su corazón. 

En su estómago no quiero mentiras, 

mientras los miserables,

escupen sus balas,

por una solución.

¡Maldita seas bestia roja!

¡Maldita la burda mentira de tu revolución!

NATALY DUARTE